Las formas de llegar al éxito en un futbolista pueden ser variadas según sus características. Jugadores que han sudado el peto en cada entrenamiento y que han dejado el alma en cada partido, o jugadores con un talento descomunal que no necesitan dar más de cinco carreras en un partido para llevar a cabo una buena actuación. Pero los que más posibilidades tienen de alcanzar tan ansiada meta son aquellos que poseen una pizca de cada virtud y las llevan al máximo.Hoy me viene a la memoria un claro ejemplo de tal fenómeno,alguien que llegó a conseguir el Balón de Oro gracias a semejante proeza.
Pavel Nedved nació un 30 de agosto de 1972 en la antigua Checoslovaquia. Comienza sus andaduras con 19 años en el modesto Dukla de Praga de su país, actuando en la posición de delantero. En la siguiente temporada, Pavel decide unirse al otro equipo de la capital, el Sparta de Praga. El chico del pelo rubio comienza a tomar forma como futbolista llevando la manija del equipo desde la medular.
La Eurocopa de 1996 celebrada en Inglaterra supuso un punto clave en la carrera del checo. Consigue llegar a la final pero cae ante los alemanes por dos goles a uno. Sin embargo, Nedved se muestra como una de las revelaciones del campeonato y llama la atención a importantes clubs de Europa. Finalmente la Lazio de Zeman se lleva al jugador a la capital italiana. Comienza así una época bastante exitosa para los biancocelesti. Su gesta arranca con la victoria en las semifinales de Coppa de 1998 ante la Juventus (sería finalista de Champions ese mismo año) y con la consecución del título ante el AC Milan. Tras ello seguiría la Recopa al año siguiente y el Escudetto de 2000. Jugadores como Mihajlovic, Simeone, Verón o Inzaghi ayudaron al rubio a agrandar su palmarés.
En verano de 2001, la Vecchia Signora se lleva a Nedved para sustituir el vacío que había dejado Zidane con su marcha al Real Madrid. Luciano Moggi, dirigente de la Juventus, afirmaba sin embargo la verdadera intención de su fichaje : “Le hemos fichado para que no nos marque más goles”, llegó a decir en una ocasión. Sus comienzos no son buenos, dudándose de que pueda imprimir su calidad de la misma manera que lo hacía en la Lazio. Pero tanto los que creían en él como los que no, vieron que todo aquello era un mero espejismo. Marcelo Lippi le coloca detrás de los dos delanteros y ahí comienza a demostrar su talento. Consigue el Scudetto de 2002 y repite entorchado en 2003. Pero Pavel guarda momentos oscuros en su memoria de aquel año. Una absurda tarjeta amarilla le impide jugar la final de la Champions League ante lo que sería un clásico del Calcio : Juventus-Milan. Además ,su equipo caería derrotado en la tanda de penaltys. Pero él no se deja parar, sigue manteniendo su nivel, y todo trabajo tiene su recompensa : nadie le podía arrebatar el Balón de Oro de 2003.
Su carrera continuó ligada a la Juve a pesar de su fatídico descenso a la serie B y se retiró defendiendo a los bianconeros en 2009. No olvidarán nunca a aquel chico con una rubia melena cabalgando por Delle Alpi con el número 11 a la espalda.
Javier Cordero
Twitter : @javi15195 Correo electrónico : javi15195@hotmail.es
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