El fascismo en el fútbol italiano

El fascismo ha sido una de las mayores manchas negras del fútbol italiano. Hinchas e incluso jugadores han sido partícipes de ello. Ahora, afortunadamente, encontramos esto en mucha menor magnitud. ¿Por qué?

Las 30 locuras de Supermario Balotelli

Mario Balotelli es ese jugador distinto que todo espectador quiere ver. Siempre causa esa expectación por ver como actuará cuando sale a un terreno de juego. ¿Y cómo actúa fuera de él?

Cerrojo por pincel

El Calcio, la cuna de la táctica, del orden colectivo por excelencia, de los partidos que se deciden en área propia y de los partidos de pizarra de 1 a 0. Su esencia ha quedado, por suerte para los amantes de este deporte, un poco alejada respecto a la del siglo XXI.

El futuro killer bianconero: Manolo Gabbiadini

Gabbiadini debutó a la temprana edad de 18 años con el Atalanta, un 14 de Marzo de 2010, en un encuentro ante el Parma. El de Calcinate sustituyó a Titibocchi en el minuto 79. A partir de ese momento empezó a eclosionar y su progresión fue creciendo.

El destino fulminó a un equipo de leyenda

“Soy Ferruccio Novo, orgulloso de ser el presidente de esta grande escuadra. Esta es la prueba más difícil que he tenido y que hemos tenido. Estos chicos que ahora están muertos eran como mis hijos. Nada podrá consolarme, pero hay una cosa que puedo hacer por ellos, por el equipo [...].”

El pequeño centrocampista diferente: Giafranco Zola

El 5 de Julio de 1966 nacía en Oliena (Cerdeña) Gianfranco Zola. Este menudo centrocampista desarrollaría su carrera futbolística en medio del estilo italiano por excelencia, el “catenaccio”. El de Oliena rompió los modelos de la época con un juego creativo y talentoso, el cual le convertía en el timón de los equipos en los que militó. Jugo en grandes equipos como el Napoli, el Parma campeón de la UEFA en 1995 o en el emergente Chelsea.

Rivera vs Mazzola, una rivalidad histórica

Esta foto representa prácticamente en su totalidad a una de las mejores épocas para el Calcio. En los años 60 el Milan y el Inter ganaron dos Champions respectivamente. Losrossoneri bajo el mando de Nereo Rocco, mientras que los nerazzurri eran dirigidos por Helenio Herrera.

miércoles, 31 de julio de 2013

Adriano Galliani, un viejo lobo de mar

Aprovechando que hoy 30 de julio Adriano Galliani, el Vice-presidente y Director ejecutivo del Milan, cumple 69 años de edad, me gustaría hablarles un poco del actual Vice-presidente también de la Lega Seria A y miembro del Salón de la Fama del Calcio italiano.
Adriano Galliani, un viejo lobo de mar, es considerado por algunos el mejor negociador del mundo del fútbol. Se trata de una persona que se mueve sin hacer mucho ruido, jugando con la desesperación de los otros, llegando a fichar a grandes estrellas del fútbol por cantidades realmente bajas y lo mismo a la hora de vender, vendiéndolos siempre a lo justo o incluso a precios inesperados, difícilmente pierde con algún jugador.
Si hablamos solo de la “era Allegri”, nos encontramos varios ejemplos. En la temporada 2010-11, la primera de Max, Adriano llevó al Milan en los últimos días de mercado, la llamada “zona Galliani”, a Zlatan Ibrahimovic del Barcelona y a Robinho del Manchester City. Por el primero, siendo uno de los mejores jugadores del mundo, acordó pagarle a los culés 24 millones de euros en tres pagos de ocho millones (el Barcelona había pagado 69.5 millones de euros apenas un año atrás). Mientras que por el brasileño, que venía de disputar la Copa del Mundo con su selección, siendo un titular indiscutible, pagó 18 millones de euros (los citizens habían pagado 43 millones de euros dos años atrás).
Ese mismo verano, Galliani logró llevar al Milan también a Kevin-Prince Boateng y a Amelia cedidos con opción a rescate, mientras que a Yepes a coste cero. En invierno también se movió y fichó a coste cero a Van Bommel, mientras que a Cassano, aprovechando una ruptura con la Sampdoria, y a Emanuelson, los fichó a un precio muy bajo. Ese año por cierto el Milan logró el Scudetto.
Para la siguiente temporada hizo cinco grandes movidas. Fichó a El Shaarawy, el joven que toda Italia buscaba, por una justa cantidad, por Boateng, acordó con el Genoa solo pagar 7.5 millones de euros, cuando la temporada del Scudetto había sido una de las figuras. Consiguió cedido con opción de compra a Aquilani, fichó a coste cero a Mexes y en el último día fichó a Nocerino por tan solo un millón de euros, siendo Antonio una de los mejores fichajes de Europa ese año. Además en enero llegó a un acuerdo con el City y Tévez para llevar al Apache a Milán, y al mismo tiempo con el PSG para vender a Pato por 35 millones de euros, pero el brasileño al final se negó a salir del club y tiró la gran movida que había realizado Galliani.
Su momento más critico en la “era Allegri” se dio el verano pasado, cuando buscando renovar el equipo junto con Max, dejaron ir a leyendas del club como Gattuso, Seedorf, Nesta, Inzaghi, entre otros, y junto con Berlusconi, buscando sanear económicamente al equipo, vendió a Ibrahimovic (21M) y a Thiago Silva (42M) al PSG, mientras que los fichajes no fueron nada ilusionantes para los tifosi, todos a costos muy bajos, sin embargo a la larga algunos salieron muy bien y de nueva cuenta Galliani se terminó llevando aplausos.
El mejor fue sin duda Montolivo, a quien consiguió a coste cero. A Constant y a Zapata en cesión con opción a rescate, lo mismo que Bojan, solo que este jamás encajó. A Pazzini por dinero más Cassano, a quien no le fue tan bien en su nuevo equipo como a Giampaolo. A De Jong por un precio muy bajo, tratándose de un internacional con Holanda. Mientras que por Gabriel, Niang y Acerbi, tres promesas, pagó 7.5 millones, siendo Acerbi el único que terminó saliendo.
Esa temporada en invierno, cuando las aguas ya se habían tranquilizado luego del terrible inicio, Galliani dio el gran golpe, primero vendiendo a Pato, el eterno lesionado, por 15 millones de euros al Corinthians y luego pagando tan solo 20 millones de euros por Mario Balotelli, jugador por el cual el City pagó en su día 30 millones y al cual los citizens tasaban en esa cantidad.
Este verano como de costumbre, se ha movido de manera tranquila, también recordemos que aún faltan unos días para llegar a la “zona Galliani”, zona en la cual a los grandes les urge vender, lo cual Adriano suele aprovechar. De momento ya llevó al Milan a tres promesas como Poli, Saponara y Vergara, a precios bajos. Con el japonés Honda ya llegó a un acuerdo y trabaja para hacerlo ahora con el CSKA de Moscú, mientras que al parecer el sueco Granqvist tendría ya pie y medio en el Milan, según los últimos reportes, luego de la lesión de Bonera.
Viendo los problemas económicos no solo del Milan, sino de toda Europa, que el Milan cuente con Galliani es una maravilla, un hombre con buenas relaciones con muchos dueños de clubes y que sabe aprovechar sus oportunidades para fichar a grandes estrellas. Sin duda alguna el Milan no sería lo mismo hoy en día sin Adriano, sería realmente difícil pensar en que hubieran llegado por ejemplo Ibrahimovic y Balotelli en los últimos años.
@GutiLa5ta

El pequeño centrocampista diferente: Gianfranco Zola

El 5 de Julio de 1966 nacía en Oliena (Cerdeña) Gianfranco Zola. Este menudo centrocampista desarrollaría su carrera futbolística en medio del estilo italiano por excelencia, el “catenaccio”. El de Oliena rompió los modelos de la época con un juego creativo y talentoso, el cual le convertía en el timón de los equipos en los que militó. Jugo en grandes equipos como el Napoli, el Parma campeón de la UEFA en 1995 o en el emergente Chelsea. 
Zola comenzó  a deslumbrar con su fútbol en lo más profundo del “calcio” italiano. Primero en el modesto Nourese, el cual militaba en la cuarta división italiana y más tarde en el Sassari Torres. En el Nourese jugó un total de 31 partidos y anotó 10 goles y en el Sassari Torres consiguió 21 goles en 88 partidos jugados.
El gran jugador de Oliena deslumbró a todo el fútbol italiano desde las categorías inferiores. Muchos ojeadores acudieron a los partidos del Sassari Torres interesados por la nueva perla italiana. Hasta que Luciano Moggi, director deportivo del Napoli, lo fichó en el verano de 1989. La presión y el riesgo del fichaje fueron muy altos. Pasó de jugar en cuarta división a jugar en la Serie A. Pero la calidad, talento y visión de juego refrendaron el fichaje y, junto a Diego Armando Maradona, conquistó el “Scudetto” en 1990.
El “Scudetto” conseguido y la posterior victoria en la Supercopa de Italia en 1991, le valió para ser convocado por primera vez con la “azzurra” de la mano de Arrigo Sacchi. Sin embargo, toda su carrera en el Napoli se truncó con la crisis financiera y deportiva del conjunto celeste. Esta situación obligó a la directiva a traspasar al de Oliena al Parma en 1993.
El Parma pasaba por un momento dulce en esos momentos y, de la mano de Zola, conseguiría grandes éxitos. La contratación de Zola apuntaló al club “azzurroamarello”, donde ya residían jugadores de la calidad de Dino Baggio, Thomas Brolin, Néstor Sensini o el “Tino Asprilla.  Junto con estos jugadores el Ennio Tardini vivió los años más dorados de su historia. Zola consiguió en el Parma la Supercopa de Europa de 1993 y la UEFA de 1995. Fue en esta etapa de su carrera futbolística donde Zola se ganó un gran prestigio internacional, siendo pretendido por grandes clubes de Europa. La falta de entendimiento y la incomodidad en el sistema del joven entrenador, Carlo Ancelotti, precipitaron la salida del crack italiano. Zola puso rumbo a su primera aventura fuera del país transalpino, puso rumbo a Londres.
 Zola-Parma
Gianfranco Zola fichó por un Chelsea con ganas de crecer a base de talonario. Buscaba plantar cara a los grandes de Inglaterra como el United o Liverpool. En el vestuario “blue” coincidió con jugadores como Roberto Di Matteo,  Franck Leboeuf, Gianluca Vialli, George Weah, Didier Deschamps, Gudjohnsen o Hasselbaink. En el club londinense consiguió anotar 80 goles en 312 partidos, con momento mágicos como el gol a Peter Schmeichel o su “Hat-trick” ante el Derby Country. Con el equipo londinense Zola conquistó títulos importantes como la FA Cup o la Supercopa de Europa.
 Gianfranco Zola
La llegada de Claudio Ranieri al banquillo de Stamford Bridge frenó su trayectoria en el Chelsea. Ranieri decidió limpiar el vestuario de jugadores veteranos. Se marcharon jugadores como Gustavo Poyet o Frank Loboeuf y Zola adquirió un rol secundario en el equipo. Ante esta nueva situación de conflicto con un entrenador italiano, Zola se marchó del club en 2003, siendo elegido por la afición como uno de los mejores jugadores de la historia del club. El de Oliena desembarcó de nuevo en Italia. Fue el Cagliari el equipo que disfruto de los últimos destellos de calidad del crack italiano.
Fue uno de los grandes artífices en el ascenso del club a la Serie A. A la temporada siguiente decidió colgar las botas, en 2005. Su marcha significó el adiós a un futbolista diferente que se alejaba de los estereotipos del “catenaccio” y que deslumbró al mundo con su talento y calidad. Un jugador que mostro el nuevo camino que debía seguir el fútbol italiano, apostar por los mejores y darles libertad para crea magia.
 gianfranco-zola cagliari
Con la “azzurra” solo pudo jugar el Mundial de EE.UU. 1994, donde Italia quedó subcampeona tras perder en la tanda de penaltis de la final ante Brasil. Zola anotó 7 goles en 35 partidos con la selección. A pesar del buen jugo mostrado en el Chelsea, no fue convocado para jugar el Mundial de Francia 1998. Sí jugó la Eurocopa de 1996 que se disputó en Inglaterra.   Aquí un enlace para poder ver las mejores acciones de este genuino centrocampista italiano en su etapa en el Chelsea: http://www.youtube.com/watch?v=b25MZuCzK1U
¿Cómo jugaba?
Zola siempre destacó por su gran visión de juego con el balón, por la conducción de este y por su gran capacidad goleadora gracias a su llegada desde la segunda línea. Una de sus grandes características era su fuerte tren inferior. Gracias a él conseguía realizar rápidos quiebros y giros para librarse de sus rivales. Jugaba casi siempre en tres cuartos de campo y en muchas ocasiones caía a banda para realizar jugadas de extremo. Se mantenía en continuo movimiento y generaba espacios gracias a las grandes diagonales que trazaba. Su gran característica era el golpeo de balón con la derecha, dominando casi cualquier registro de golpeo.
Christian Sánchez de la Blanca Portillo | @delablanca10

Rivera vs Mazzola, una rivalidad histórica

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Esta foto representa prácticamente en su totalidad a una de las mejores épocas  para el Calcio. En los años 60 el Milan y el Inter ganaron dos Champions respectivamente. Losrossoneri bajo el  mando de Nereo Rocco, mientras que los nerazzurri eran dirigidos por Helenio Herrera. Eran los tiempos donde el catenaccio se daba a conocer en el mundo, pero también donde aparecían dos trequartistas que iban a marcar época. Esos jugadores que acompañan a los delanteros, que hacen jugadas increíbles, que tienen clase, elegancia, fantasía, esos que enamoran a los aficionados. Gianni Rivera y Sandro Mazzola protagonizaron la rivalidad futbolística más recordada  del calcio.
Rivera del Milan ganó 3 scudettos, 4 veces la Coppa Italia y 2 veces la UEFA Champions League, también 2 Recopas de Europa y 1 Copa Intercontinental.  En este tiempo ganó 1 balón de oro y 1 balón de plata (con 20años).
En el Inter, Sandro Mazzola, hijo del mítico Valentino Mazzola (quien estuvo en el accidente de Superga, lamentablemente él y otros 17 jugadores del Torino fallecieron).  Sandro también ganó 2 Champions League, además de 4 ligas italianas y 2 Copas Intercontinentales, fue nombrado una vez balón de plata.  Ambos jugadores ganaron la Eurocopa de 1968, donde ambos compartían la posición de trequartista.
La rivalidad era algo creado por la prensa, porque entre ellos no hubo ningún tipo de altercado. En la selección era un “problema” ya que jugaban en la misma posición y no los colocaban juntos de manera regular. En la Copa del Mundo de 1970, el entrenador Ferruccio Valcareggi le daba un tiempo a cada uno. Hasta que llegó el momento de elegir a uno de los dos para jugar la final contra Brasil, Valcareggi eligió a Mazzola, Rivera entró en el minuto 88 cuando el partido estaba definido. La Brasil de Pelé venció 4-1 a la azzurra. Desde Italia criticaron mucho la decisión, incluso todavía se debate que si hubieran jugado ambos el resultado hubiera sido muy diferente. Esta bonita rivalidad que se vivió en Italia marcó al Calcio, por esto mi aporte a esta sección.
Mauricio Padilla @arrobadibartolo

La battaglia di Santiago

Regalar claveles no fue detalle suficiente para calmar los ánimos. Además que 4 ramos eran muy pocos para repartir entre 66.000 espectadores. La prensa se había encargado de recargar el ambiente con términos que entraban dentro de la provocación. La comunicación de masas estaba a las puertas de entrar en su pleno apogeo. Y la “Batalla de Santiago” fue sólo una prueba de lo que se nos venía encima. De ahí que Ferrini fuera expulsado a los 7 minutos de encuentro (con actuación incluida de los Carabineros). Los italianos, como buena costumbre cultural,  culparon a Ken Aston de arbitrar con exagerada parcialidad en favor de los chilenos (anfitriones de aquel Mundial).  El 2-0 de 1962 no sólo sirvió para que Italia quedara eliminada en aquella fase de grupos, funcionó como coartada perfecta para conspirar contra la credibilidad del arbitraje mundial. Así lo harían también 4 años después con la Inglaterra de Alf Ramsey.
Documento de batalla:
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Xabi Esnaola| @Xabint

Memorias de un trotamundos

El amor hacia un club nace, es algo espontáneo que se desarrolla en nosotros y que se fortalece a lo largo del tiempo sin importar el pasado, presente o futuro de la entidad. Sin embargo en el entorno de los jugadores también puede florecer este sentimiento cuando un equipo presenta a un jugador la oportunidad para que crezca, se desarrolle y madure como un verdadero futbolista. Roberto Baggio es algo ajeno a ambas acepciones. Tal vez haya un color que destaque sobre otro en su corazón de futbolista, pero durante su carrera jamás se quedaría demasiado tiempo para demostrarle tal amor.  Baggio no entendía de fidelidades, era un nómada, un espíritu libre. Quizás los aficionados de los clubs para los que jugó no entendieron nunca la marcha de su estrella a otro equipo, pero lo respetaban por el servicio prestado y por sus grandes momentos de fútbol.
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Sus inicios se dan en el equipo de su ciudad, Vicenza. Con apenas 18 años, pone rumbo a Florencia, donde los hinchas más fieles del club viola todavía recuerdan sus hazañas en el Artemio Franchi. Su fichaje por la Juventus en 1990 supuso un importante golpe moral a los aficionados de la Fiorentina, llegando a haber rebeliones por las calles de la ciudad contra la directiva debido a la venta de su estrella. A medida que pasó el tiempo, Baggio cambió de camiseta muy a menudo, pero tal vez le quede algún resquicio para superponer sentimentalmente al equipo con el cual comenzó a forjar su leyenda.
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Su periodo como jugador de la Vecchia Signora supuso un ascenso futbolístico para “Il Codino”. Varios títulos con los juventinos y un Balón de Oro más que merecido en 1993 resumen esta etapa. Su caché provocó que otros clubs hiciesen importantes ofertas. Todo ello unido al resurgir de un jovencísimo Alessandro del Piero provoca la marcha del número 10 hacia Milan en 1995.Imagen
El periplo milanista del mediapunta estuvo marcado por su alternancia entre la titularidad y el banquillo. Su papel dentro de los rossoneros pasa a ser de segundo plano debido al número de estrellas con las que compartía vestuario. Su estela la forman varios títulos de liga y jugadas de ensueño acompañadas de goles.
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En sus próximas paradas (Bologna,Inter y Brescia) se observa una caída futbolística, pero Baggio era consciente de ello y sacaba a relucir más que nunca su enorme talento.
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Su amor sincero y su mejor fútbol fue el demostrado con la camiseta azzurra. Tres mundiales jugados y muchas alegrías, pero no tantas como Baggio y su generación hubieran merecido. Su fallo en la final del Mundial de EEUU en 1994 ante Brasil supuso la pérdida del título y una mancha en el historial del genial jugador. Sin embargo los verdaderos amantes del fútbol se quedan con cada uno de los minutos en los que “Il Codino” nos ofreció su magia al servicio de este espectáculo.
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Esa es la carrera de Roberto Baggio : despedida tras despedida, dejando un amargo dolor a los hinchas por su pérdida, pero recordándole con gran felicidad sus momentos de gloria.
Javier Cordero
Twitter : @javi15195    Correo electrónico :javi15195@hotmail.es

Vuelve a casa

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Como unos niños que ven sus regalos el día de Reyes. Los italianos volvían a sentir algo semejante 44 años después. Italia vencía un 11 de julio de 1982 a Alemania Occidental por 3-1 en el Santiago Bernabeú y se proclamaban campeones del Mundo por tercera vez en su historia.
Vuelve a casa.
Paolo Rossi (izquierda) pichichi del torneo, Claudio Gentile (centro) y el entrenador Enzo Bearzot (derecha) celebran con alegría tan ansiado objetivo.

El tulipán negro

“Gullit podía hacer todo lo que quería”  Zvonimir Boban
Con esta frase podríamos definir la verdadera esencia de un mago y renovador del Calcio. Guiado por instintos, pero con la cabeza amueblada. Privilegiado por su polivalencia : líbero, centrocampista, mediapunta, extremo, único delantero…  Fútbol total de la Holanda de Cruyff. Asiduo a la normalidad : un hombre alto con una técnica exquisita, disparo mortal y con gol : de cabeza, yéndose de tres contrarios con el balón controlado, de golpe franco, uno contra uno ante el portero, de chilena, incluso con la rodilla. Liberado de esquemas y posiciones, liberado de la máquina táctica de Sacchi y Capello. Amante de la música reggae, su aspecto hace plantearse si es cantante de este género ; defensor de la raza negra y enemigo del racismo.  Ese es Ruud Gullit.
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La carrera del tulipán negro comenzaba con 16 años en el HFC Haarlem. Ya con apenas 19 años ayudaba a su club a clasificarse para la antigua Copa de la UEFA.
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Gullit comenzaba a sorprender a propios y extraños y el Feyenoord movía ficha rápido, haciéndose con sus servicios. Es aquí donde comenzaría a explotar sus cualidades (en la zona del mediocampo), siendo nombrado jugador del año y llegando a compartir vestuario con el gran Cruyff.
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Pero el espigado jugador haría un transbordo más dentro de la Eredivisie : el PSV se había fijado en sus grandes cualidades y no dejaría pasar la oportunidad de ficharle. Dos entorchados de liga y otro galardón como mejor jugador de Holanda le avalan en este periodo.
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El verdadero paso de gigante dado por Gullit sucede en 1987 : el Milan paga mucho dinero por él (18 millones de florines en aquella época) y allí pasa a ser la pieza que le faltaba al equipo para ser el mejor del mundo, junto a Van Basten, Rijkaard, Baresi , Maldini o un tal Carlo Ancelotti. Su año es para enmarcar y ya nadie puede arrebatarle el Balón de Oro, el cual dedicó a Nelson Mandela.
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Un año después, gracias a una gran generación de jugadores holandeses, su selección nacional consigue ganar la Eurocopa a la URSS. En la retina queda aquel magnífico gol imposible de Marco Van Basten de volea.
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En 1989 logra un título importante para su carrera : consigue la Copa de Europa ante el Steaua de Bucarest en el Camp Nou. Las condiciones físicas del astro holandés no eran buenas y fue duda hasta el último momento, pero Sacchi no quiere prescindir de semejante figura y salta al campo con el once titular. Y nadie dudaba de que a pesar de su estado, no defraudaría, y así fue : un doblete suyo y otro de Marco Van Basten dan la cuarta “orejona” al club de Milán.
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Sin embargo Gullit y su imagen empezaron a decaer : comenzó  a caer peor a los aficionados y tuvo diferencias con ellos. Parece que el amor Gullit- Milan sonaba a divorcio. Y así fue : en 1993 el holandés hizo las maletas y la Sampdoria sería su nueva casa. En 1994 volvería a mitad de año a los Blucerchiati, donde consumiría sus últimos años de fútbol, al igual que en Londres, de la mano del Chelsea.
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Humano, amable, con una sonrisa en los labios y con brillo en los ojos. Balón y libertad, modo de vida de Ruud Gullit.
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“Un equipo de fútbol es como un buen reloj: si se pierde una pieza todavía es bonito, pero ya no funciona igual”
Javier Cordero
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