martes, 30 de julio de 2013

El destino fulminó a un equipo de leyenda


Soy Ferruccio Novo, orgulloso de ser el presidente de esta grande escuadra. Esta es la prueba más difícil que he tenido y que hemos tenido. Estos chicos que ahora están muertos eran como mis hijos. Nada podrá consolarme, pero hay una cosa que puedo hacer por ellos, por el equipo [...] Vosotros, los juveniles, jugaréis los 4 partidos que quedan [...] y haréis honor a los que fallecieron, porque ellos lo querrían así.”
Esas fueron las palabras de Ferruccio Novo, por entonces el presidente del Torino, adaptadas a la película que conmocionó a toda Italia. La película basada en hechos reales, basada en la tragedia de Superga, donde de un plumazo se esfumó uno de los equipos más grandes de la historia del fútbol, más que dignos sucesores de la Austria de los años 30 y un bello ejemplo para la Hungría de los 50 o aquel Gre-no-li del Milan con Gunnar Nordhal a la cabeza. Incluso un modelo a seguir para el Real Madrid de Di Stefano.
“Il grande Toro” fue, es y será una leyenda en Italia y en el mundo. Tras varios años de sequía, Ferruccio Novo se hizo con los mandos del club turinés con la intención de alzarlo a la gloria. El equipo entrenado por Egri Ebstein ganó 13 años después el Scudettto, en la temporada 1942/43. El Calcio se paró por la guerra y el presidente del club tuvo que dar trabajo en FIAT a sus jugadores para que no se marcharan. Del once inicial de Italia, diez jugadores formaban parte del Torino, y esa generación no se podía marchar.
En el curso 1945/46 se reanudó el fútbol en Italia. El Torino agrandó su leyenda ganando tres Scudettos seguidos -el último año anotando 125 goles en 40 partidos- , con lo que había ganado las últimas 4 ligas italianas. Valentino Mazzola había llegado del Venezia junto a Ezio Loik y era el capitán y el alma de uno de los mejores equipos de la historia. Aunque muchos no lo crean, el catenaccio no se había instalado en Italia todavía -llegaría en los 60 de la mano de Helenio Herrera y su Inter- y el Toro era la máxima representación del fútbol total y ofensivo. Su 3-4-3 era temible.
Cada vez que Valentino Mazzola se remangaba, todos los jugadores se encendían y luchaban con garra y honor, con sentimiento y con el carácter que les identificaba. Cuentan que una vez llegaron al descanso perdiendo 1-0 con la Roma. Entonces Mazzola se remangó, con un simple movimiento dio la orden de salir a morir y a pelear. El Torino se puso 7-1 en 20 minutos. Era un auténtico festival. La Italia devastada por la guerra veía en el Torino un hilo de esperanza, un motivo para seguir cada día. “Il grande Toro” era un emblema en el país de la bota y una religión para los turineses
Torino de los 40
La temporada 1948-49 no fue diferente, el equipo volvía a ser el máximo aspirante al Scudetto. Por entonces era el equipo más famoso del mundo. Nunca tuvo un día en el calendario sin compromisos. El 4 de Mayo fueron invitados por José Ferreira, amigo de Valentino Mazzola, a jugar un amistoso por todo lo alto contra el Benfica, equipo que rompería la hegemonía del Real Madrid ganando las Copas de Europa del 61 y 62. Nunca sabremos si ese Real Madrid hubiera ganado 5 Copas de Europa seguidas si hubiera tenido al Torino como rival.
Al partido acudió toda la plantilla del Torino menos dos personas. Sauro Tomá: joven promesa que procedía de La Spezia y que  no pudo viajar a causa de estar lesionado. El defensa y Mazzola estaban tocados antes del amistoso. A causa del azar del destino, Valentino acudió y su compañero se quedó. Años más tarde declaró: “Me sentí el hombre más desdichado de Turín. Todo el Torino viajó a Lisboa, y yo me quedé en casa, lesionado”.  El otro que no se desplazó fue el carismático presidente Ferruccio Novo.
Tras el partido, el equipo cogió el avión para ir directamente a Turín. Cuando faltaban unos 20 minutos de trayecto y envueltos en una neblina que que impedía la visibilidad, el FIAT G212CP se estrellaba contra la cúpula de la basílica de Superga, asentada en los Alpes turineses. Fallecieron todos: la plantilla al completo, el cuerpo técnico y tres periodistas de renombre, entre ellos el fundador de Tuttosport. En total murieron 33 personas y con ellas un país entero.  Ladislao Kubala, por entonces jugador del Pro Patria, y después leyenda del fútbol, debía haber viajado con el Torino desde Portugal, sin embargo tuvo que permanecer porque su hijo había enfermado.
Torino años 40
Italia no pudo soportar la tragedia. Su ídolos habían desaparecido. Su Torino se había quedado en nada. Su mito, Valentino Mazzola, se había hecho cenizas. Fue uno de los días más tristes de la historia italiana. Un equipo de leyenda vio como el caprichoso destino destruía todos sus sueños, todas sus aspiraciones de dominar Italia y el mundo. Hoy la Juve es la grande de Turín y de la península, el Toro se ha visto relegado a el sufrimiento por permanecer en la Serie A. Sólo un Scudetto en los 70 levantaron la moral de una afición destruida, de una familia que se siente identificada hasta sus entrañas con el color “granata” y con los jugadores que alcanzaron la cima del fútbol. Lleva la camiseta del Torino es diferente, implica un sentimiento difícil de comprender.
Ese 4 de Mayo la “Lega” declaró campeón al Torino. A  falta de 4 partidos (las victorias contaban 2 puntos- tenía un ventaja de 4 sobre el Inter. Por respeto sus rivales alinearon jugadores juveniles para enfrentarse a ellos. Ahora el peso del escudo recaía sobre una plantilla de jóvenes incapaz de superar al muerte de sus ídolos.
Al funeral acudieron un millón de personas representantes de una Italia entregada. Cuando apareció el ataúd de Valentino Mazzola se hizo el silencio. Se creó un ambiente de total respeto a un jugador que poseía garra, lucha, físico, visión de juego, gol, liderazgo y un sentimiento de responsabilidad nunca antes visto. Por uno segundos Italia fue una sola, llorando en silencio a su ídolo. Mazzola era más que un futbolista. Mazzola era el motivo de los italianos para trabajar día a día sumergidos en una posguerra fulminante. Mazzola lo era todo. Su hijo, Sandro Mazzola- leyenda del Inter- declaró que su padre jugaba como Di Stefano.
Ferruccio Novo y Valentino Mazzola
Ahora el Torino es un gigante muerto, que ojalá un día despierte y haga honor a los héroes del 4 de Mayo de 1949. En Brasil se dice que solo  ”Il Grande Toro” jugó como ellos. Por algo será.
Conociendo la historia del Torino no nos queda otra que sentir un grande respeto cada vez que salen al campo. El espíritu de Mazzola y sus guerreros se quedó en el Estadio Filadelfia, pero su recuerdo renace cada partido en el Comunale di Torino.
Nicolás Rein
Twitter: @NicoRein7 | Correo: nico.elfutbolesnuestro@gmail.com

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